Cerezal, zreizal, cerezo - Prunus avium

 

   Un conocido y sabio refrán asturiano nos cuenta que “si quies cereces por San Xuan, mira en marzu ónde tán”. Ciertamente el cerezo florece muy temprano, y cuando la mayoría de los árboles del bosque no tienen ni hojas, las cerezales nos deslumbran con sus llamativas flores blancas en los primeros días de la primavera e incluso antes.


   Abundante en Asturias es un árbol de hoja caduca que puede llegar hasta los 25-30 metros de altura. Se adapta con facilidad a cualquier tipo de bosque, robledales, castañeras, bosques de ribera, bosques mixtos, …… desde la costa hasta los 800-900 metros de altitud.


   También lo vemos al lado de manzanos y otros árboles frutales, en prados o huertas cerca de pueblos y aldeas, plantado o injertado, es uno de los árboles silvestres más apreciados en la zona rural, muy conocido por el exquisito sabor de sus cerezas, apetecibles para personas y animales, y por sus llamativas y radiantes flores blancas.


   Su corteza es grisácea-rojiza y lisa, con unas particulares líneas horizontales que se convierten en fisuras, las cuales se van abriendo con el paso de los años. En los más viejos puede desprenderse. Durante el invierno, sin hojas, es un árbol que se reconoce con facilidad por citadas líneas horizontales de la corteza.


   Las hojas brotan en ramilletes, ovaladas, alargadas y terminadas en punta. Su borde es aserrado y poseen largos peciolos por lo que las hojas se ven colgantes y en continuo movimiento. Verdes oscuras por el haz.


   La madera de cerezo siempre ha sido muy estimada para la fabricación de muebles, revestimientos y otros objetos. De color castaño-rojizo, es dura y fácil de trabajar por lo que los ebanistas la eligen para conseguir buenos acabados. Los cerezos viejos generan troncos gruesos, así algunos eran utilizados para hacer colmenas o truébanos.


   Las vistosas flores brotan antes que las hojas o a la vez, poseen cinco pétalos blancos y muchos estambres, son bisexuales pero no se autopolinizan, y tienen largos pedúnculos. Suelen presentarse formando grupos de diferentes tamaños. Después de la fecundación los pétalos van desapareciendo y se forma el fruto.


   Existen variedades tempranas y otras tardías de cerezos, por lo que desde finales de mayo hasta julio podemos disfrutar de los exquisitos frutos, las cerezas, que se suelen agrupar en racimos como sus primitivas flores. Un célebre refrán nos dice: “El día de la Ascensión, cereces en Uvieu y trigo en León”. ….“que ya se ven cereces por les cerezales”.


   Las cerezas poseen largos peciolos y en el proceso de maduración van cambiando de color. Inicialmente verdes, pasan a unos tonos amarillentos y finalmente al rojo oscuro o rojo negruzco al madurar. Sirven de alimento a muchas aves que diseminan las semillas a través de sus excrementos. Muy estimadas por ciertos mamíferos como los zorros o raposos, e incluso por los osos.


   Las cerezas estimulan las glándulas digestivas y evitan el estreñimiento, y son ricas en vitaminas y minerales. En nuestra región también se encuentra naturalizado el guindo o guindal, prunus cerasus, con frutos agridulces, las guindas, posee menor porte y con hojas más pequeñas que el cerezo silvestre. Con sus frutos se elaboran diversos licores.

   Al llegar el otoño las hojas del cerezal cambian hacia colores vivos con tonos amarillentos y rojizos, es uno de los madrugadores en exhibir los encantadores aspectos otoñales.




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