Espino albar, espinera – Crataegus monogyna



   Además de ser uno de los símbolos naturales de los valles y montes asturianos durante la primavera, por el color blanco de sus flores que contrasta con el verde intenso del entorno, es un árbol especialmente unido a la cultura de los pueblos y a la propia biodiversidad de nuestra región.



   Lo normal es encontrarlo en forma arbustiva en bosques y praderías, es muy frecuente, aunque también existen bastantes ejemplares que son auténticos árboles con 8-10 metros de altura. Es muy resistente y con un gran poder de adaptación, llama la atención en desfiladeros y lugares rocosos creciendo con unas condiciones desfavorables.



   Por otra parte es una planta rústica a veces cultivada como seto espinoso, sobre todo en las zonas rurales, pues sus ramas con fuertes espinas suponen un consistente obstáculo para frenar el paso de las personas y/o ganado. En otras ocasiones no es extraño encontrarlo solitario, se acomoda a cualquier situación.



   Tiene una corteza gruesa, de color grisáceo verdoso con tonalidades anaranjadas o rojizas, y gran cantidad de ramas con fuertes y robustas espinas. Sus hojas profundamente lobuladas son simples, de color verde oscuro brillante por el haz, más pálido en el envés, y con el borde aserrado. Caen al llegar el otoño.



   Pertenece a la familia de las rosáceas y florece de febrero-marzo hasta junio. Las flores, numerosas, blancas y olorosas, poseen cinco pétalos y numerosos estambres de anteras rosadas, y son preciosas. Se agrupan en inflorescencias. Los frutos son verdes al principio y cuando maduran, durante el verano y parte del otoño, depende de la zona, cambian a un intenso rojo oscuro. Son ricos en vitamina C y comestibles, pero no poseen buen sabor.



   La madera del espino albar es dura, con gran poder calorífico y muy apreciada en toda la región. Sus ramas más derechas se siguen utilizando para hacer “cachavas” o bastones, cayados, varas, mangos y otros utensilios de madera. En otro sentido, constituye un excelente refugio para diversas especies de aves, que construyen sus nidos en estos arbustos donde el denso ramaje y las robustas espinas evitan la tentación de los posibles depredadores. 



   Las propiedades medicinales de la espinera, conocidas desde hace mucho tiempo, tienen su destino preferente en el corazón. Para su aplicación, se recolectan de igual manera tanto sus flores como sus hojas y/o los frutos, pues todas estas partes tienen las mismas cualidades. 



   Las bayas, recogidas a mano y secas, se utilizan para regular la tensión y la actividad cardíaca, también para las jaquecas, alteraciones de la menopausia e insomnios. Las infusiones con las flores se han usado en casos de angina de pecho, arritmias e insuficiencia cardíaca. Las hojas tiernas tienen un ligero sabor a nueces y las podemos añadir a las ensaladas.





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