La piescal o pescal – Prunus persica

 

   Estamos, sin duda, ante uno de nuestros árboles frutales más queridos y populares, desde la costa hasta rincones cercanos a la montaña. Se trata de un pequeño árbol que da piescos, la pescal o piescal. Muy conocido en el medio rural, el piescu pertenece a la misma familia del melocotón, en general más asilvestrado y pequeño, más duro y tardío, …. Una joya que forma parte de nuestro patrimonio natural.


   La pescal es un árbol o arbusto poco robusto y poco corpulento que se suele plantar en las orillas de las huertas donde la tierra está bien trabajada, cerca de las casas o en los linderos de las fincas. Ahora apenas se plantan, cada vez hay menos pescales, y ya se han perdido algunas variedades.

   Un viejo y sabio verso asturiano nos dice que:

          Piescos floríos

          y piescos maduros,

          nueches y díes,

          toos son uno

   Es cierto que las pescales florecen en marzo y los piescos maduran en septiembre. En ambos periodos la duración de los días es casi igual a la de las noches. “El que a piescos quier andar, en marzo tien que mirar”.


   En ocasiones la procedencia o historia de los nombres es determinante, así la palabra melocotón o melocotonero deriva del latín ´malus cotonus`, si nos fijamos existe gran parecido, que significa ´manzana algodonosa`  por la piel del fruto. 

   Procedente de China, Irán y Afganistán esta planta fue extendida por los romanos que le asignaron origen persa y de ahí su nombre científico, ´prunus persica`. Por este motivo la antigua palabra ´péssego o pésego`, en Galicia se transformó en Péxego y en Asturias en Piescu.


   Posee raíces superficiales y muy ramificadas con una corteza lisa de color pardo-verdusco, y más o menos rojizo. Sus hojas son simples y lanceoladas, grandes y con el margen ligeramente aserrado. Florece de manera vistosa y colorista sin haber brotado las hojas, con flores casi siempre solitarias de un llamativo color rosa intenso.


   En Asturias se plantan de cualquier manera, y por suerte todavía se consiguen piescos de varias clases, más o menos tempranos, a finales de agosto ya aparecen los primeros; los hay coloraos y más blancos, grandes y pequeños, abrideros que sueltan la piedra o más cerraos, invernizos o tardíos, ……… Los mejores son los que están madurinos, recién cogidos del árbol y frescos de la rosada de la mañana. La pena es que ya no quedan muchos.


   No es complicado conseguir una nueva piescal, lo importante es probar. Podemos intentarlo plantando pepitas en varios tiestos, alguno siempre falla, la mejor época es el invierno. También podemos tantear con esquejes directamente en tierra, mejor que esté suelta, o en huerto. Le gustan los lugares soleados. La piescal es un árbol de rápido crecimiento.


   Me encanta visitar el mercadillo de los domingos en Grado, encuentras muchos productos de la huerta, miel de muchas clases, ….. dulces y mermeladas caseras, me llamó la atención la de piescu, y pregunté, …. Es muy fácil de hacer.


   Los piescos pelados, partidos en trozos y sin pepita se cuecen en agua con un poco de zumo de limón, puedes añadir canela. Cinco minutos y se dejan enfriar, sin la canela. Se trituran con una batidora o un pasapurés, y se añade igual cantidad de azúcar en peso que los piescos empleados, recalentamos de forma prudente y suave, removiendo de vez en cuando, hasta conseguir la mermelada deseada.

   “Menudu piescu está fechu esi rapaz”, se dice de un niño travieso y revoltoso, quizás recordando el carácter asilvestrado de este arbusto.



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