Pitósporo del Japón, azahar de China - Pittosporum tobira

 

   Estamos ante otro nuevo arbusto introducido en la región asturiana con fines ornamentales, en esta ocasión de origen asiático, nativo de Corea, China, Japón y Taiwán. Es cierto que últimamente se ha expansionado mucho, sobre todo en lugares próximos a la costa, debido a que es muy resistente a los vientos y la salinidad.


   Por otra parte es una planta que se adapta muy bien a cualquier tipo de suelos, puede crecer en zonas arenosas, suele tolerar la sequía, le encanta el sol pero acepta la semisombra, prefiere temperaturas altas pero también consigue resistir heladas, …….. 



   Por todo ello ha conseguido naturalizarse en diversas regiones de la Península Ibérica, y aunque crece lentamente o de forma comedida, en ocasiones actúa como invasora debido a la actuación de las aves que diseminan sus semillas, especialmente las gaviotas. En este sentido ya forma parte del catálogo de plantas alóctonas invasoras dentro del Principado de Asturias.



   Este arbusto asiático todo terreno no pierde las hojas durante el invierno, y es muy conocida y considerada en jardinería, tanto por ser perenne, aportando un intenso verde al entorno que le rodea, como por sus floraciones, hojas y frutos. Un selecto lugar para contemplar ampliamente esta exótica planta es el Cerro de Santa Catalina en Gijón, bordeando el célebre Elogio del Horizonte.



   Crece de forma pausada y tranquila, pudiendo alcanzar su máxima altura en un plazo de 15 a 20 años, llegando a los 5-6 metros de altura. Posee una corteza oscura y sus hojas se agrupan en el extremo de las ramas, las cuales crecen de forma compacta generando setos copiosos y globosos.



   Las hojas tienen forma de espátula y el ápice o extremo redondeado. Sus bordes son enteros y suelen enrollarse un poco. Son duras o coriáceas y resistentes, con el haz de color verde oscuro brillante y más claras por el envés, destacando el nervio central muy marcado.



   Florece desde febrero hasta mayo y produce flores de color blanco y con cinco pétalos que crecen en umbelas abiertas. Son pequeñas y con el paso de los días se vuelven algo amarillentas. Poseen un aroma agradable, parecido al de las flores de los cítricos, por lo que suelen ser visitadas por muchos insectos polinizadores. Por este motivo recibe algunos nombres populares como “azahar chino” o “azarero”. 



   Después de la fecundación se formarán los frutos en vistosas cápsulas redondeadas de color verde, que se abrirán para exponer varias semillas rojo-anaranjadas, rodeadas por una sustancia viscosa blanquecina. No tienen valor comestible para humanos, pero son consumidas por las aves que ayudan a la planta en su dispersión.




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